
Un huerto siempre está cambiando, día a día, y es un espacio verdaderamente atractivo para aprender matemáticas (planear, trazar), lectura y redacción (se leen cuentos y se crean historias), arte (diseño de cómo nos gustaría nuestro huerto, colores, pintura, collages, manualidades) y habilidades sociales como la colaboración se aprenden cuando se trabaja en equipo, tolerancia y ayuda cuando se incluyen niños de diferentes edades.