Los estudios indican que los niños que cometen un sólo acto de abuso hacia los animales están propensos a cometer otros actos de violencia. Las escuelas, los padres, las comunidades y las cortes que dejan pasar el abuso hacia los animales como una ofensa menor, están haciendo
caso omiso a un explosivo de tiempo.
Si nota que su niño deliberadamente hiere o mata a un animal, no deje que pase sin ser corregido. Aunque el acto parezca inocente, aislado o un caso de “exploración,” tome el tiempo
necesario para hablarle a su niño y explicarle porque ese acto no debe suceder nuevamente. Los niños que repetidamente hieren a los animales necesitan la consejerìa de un profesional de la salud mental. Este comportamiento puede ser una señal de un niño incrementalmente violento.